(1) La mayoría de los compuestos orgánicos volátiles son tóxicos y tienen un olor fétido, y algunos compuestos orgánicos volátiles son carcinógenos. La Organización Mundial de la Salud y la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos creen que 0,3 μg/L de benceno en el aire pueden poner en riesgo de leucemia a 4-8 de cada millón de personas, y este riesgo es proporcional a la concentración de compuestos orgánicos volátiles, que pueden tener efectos adversos en la salud humana a través de la dieta y la inhalación. La Tabla 1 presenta los peligros específicos de los COV tóxicos comunes, mientras que la Tabla 2 muestra los límites de exposición ocupacional para los factores peligrosos en el lugar de trabajo: las concentraciones permitidas de COV tóxicos comunes con peligros químicos.

(2) La mayoría de los compuestos orgánicos volátiles participan en reacciones fotoquímicas atmosféricas. Bajo la luz solar, los óxidos de nitrógeno y los compuestos de amoníaco de carbono en la atmósfera experimentan reacciones fotoquímicas con oxidantes, generando una compleja niebla fotoquímica que representa una amenaza para la salud humana y el crecimiento de los cultivos.

(3) Los compuestos orgánicos volátiles halógenos son gases de efecto invernadero que intensifican el efecto invernadero. Los COV son especies clave en la formación de ozono, y su contaminación puede aumentar la concentración de ozono troposférico, exacerbando el efecto invernadero.

(4) Los compuestos orgánicos volátiles pueden sufrir una serie de reacciones en la atmósfera para formar material particulado fino. Los COV son una fuente importante de generación secundaria de PM2,5 en la atmósfera, representando aproximadamente del 20% al 40% del PM2,5, y parte del PM2,5 se convierte a partir de COV.